Te doy las gracias con el resto
de mi esmirriado cuerpo
y los soplos del alma enferma.
Esta carne etérea sin sangre,
los ojos escondidos
en los boquerones de mis cuencas.
Con mi paso sujeto de ansias
afirmado por el pesar
de la vida que llevé,
mirar por última vez la lluvia benefactora
que despida mi alma.
Colgué con gran esfuerzo mis ropas sin talla
trastabillando llegué a la ventana,
sentí fuerza, energía,
alargué mi mano,
mojé mi cara.
Quise gritar, mis labios exangües
ahogaron mi grito en la garganta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario